lunes, 12 de abril de 2010

2010: un año de esperados regresos

Éste puede ser un gran año de novedades para el rock neoyorquino. Está confirmado el lanzamiento de uno de los discos más esperados: el postergadísimo nuevo disco de The Strokes. Además editará un nuevo trabajo Interpol, la última banda más exitosa de la escena; y también, los míticos Sonic Youth, quienes seguirán escribiendo su larga historia.


Pese a que todos sus integrantes se han concentrado por mucho tiempo en sus respectivos álbumes solistas, The Strokes planea editar para septiembre de este año su nuevo disco. El quinteto neoyorquino se encuentra grabando y arreglando las canciones, y hasta dejaron un video
que los muestra muy jocosos y con las energías renovadas mientras trabajan en el estudio por primera vez en 4 años, su último disco fue First impressions of earth (2006).



Un año menos de receso se tomarán los integrantes de Interpol, quienes a través de su bajista, Carlos Dengler, confirmaron que están preparando un nuevo disco, el primero desde Our love to admire (2007), para el 2010 y que buscarán volver al sonido que supieron tener en su primer álbum, Turn on the bright lights (2002). El único indicio de esta novedad la han dejado en su
sitio web, sin contenido en la actualidad, con un anuncio lacónico e imponente: “INTERPOL 2010”.


Más rápida será la respuesta de Sonic Youth, ya que a pesar de que aún están de gira presentando su último disco The Eternal (2009), han confirmado a través de su guitarrista, Lee Ranaldo, que grabarán su décimo séptimo disco este año y hasta planean editar un dvd con imágenes de conciertos dados en los años 2007 y 2008.


Si bien es cierto que no hay fechas concretas, ni título confirmado para alguno de estos nuevos discos; es una certeza que las bandas más importantes del rock neoyorquino desempeñarán un rol privilegiado dentro de la escena internacional que desde hace mucho tiempo se lo reclamaba.

Para ver: New York Rock, un documental español sobre las bandas más importantes de la ciudad que no duerme



Pablo Ielasi

Muestra del célebre fotoperiodista francés Cartier-Bresson en el MoMa


El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) inauguró ayer una vasta retrospectiva de Henri Cartier-Bresson (1908-2004) titulada Henri Cartier-Bresson: The Modern Century, que incluye trescientas imágenes en blanco y negro -nunca adoptó la película a color- que abarcan toda la carrera de uno de los padres del fotoperiodismo.

La muestra se divide en trece secciones temáticas que, a su vez, se podrían englobar en tres aspectos característicos de la obra de Cartier-Bresson. Por un lado, se exhibe su trabajo como registrador fiel de las grandes civilizaciones de su época, con extensas series dedicadas a la vida cotidiana en China, la por entonces Unión Soviética, Europa, América Latina y Estados Unidos. A su vez, y ligado al anterior, otro conjunto de imágenes recorre algunos de los momentos emblemáticos del siglo XX: el funeral de Gandhi, los días posteriores a la caída del nazismo en Alemania o los previos a la llegada del ejército comunista a Pekín. Finalmente, las series
Portraits y Beauty muestran a Cartier-Bresson como uno de los mejores retratistas del siglo pasado. Fotografías de la mítica pareja Sartre-Beauvoir, los escritores Truman Capote y Albert Camus y otros grandes intelectuales de la época, reflejan la cotidianeidad presente en todos los retratos del autor: tomas espontáneas de momentos íntimos, tanto de las figuras célebres como de personas anónimas en las calles de los diversos destinos de Cartier-Bresson; en la vereda, en la biblioteca, caminando, durmiendo, provocando.

La retrospectiva, a rasgos generales, abandona la cronología y opta por las divisiones geográficas de su obra. Sin embargo, la primera sección es un recorrido por sus primeras fotos, de la década del treinta, que dejan entrever el paso del fotógrafo por el surrealismo. Imágenes de torsos apilados de maniquíes desnudos, perros apareándose o la serie sobre prostitutas mexicanas asomando sus cabezas a través de las puertas, como si fueran ganado.

Defensor acérrimo de captar el instante decisivo
à la sauvette, casi a hurtadillas y usando la cabeza, el ojo y el corazón en el momento mismo en que se desarrolla la acción, Cartier-Bresson, bautizado por algunos pares como "el ojo del siglo", abandonó la fotografía, al menos de manera profesional, en 1974 para dedicarse al dibujo, no sin antes dejar un legado fundacional para el fotoperiodismo moderno.


Recorrido virtual por la muestra en
http://moma.org/interactives/exhibitions/2010/henricartierbresson/homepage/themes.html

Por Fabiola Mieres